En la noche de este 5 de enero, los niños dejan sus zapatos, pasto, agua y se van a dormir a la espera del regalo que traerán Melchor, Gaspar y Baltazar
Cada 6 de enero, el mundo católico celebra la Epifanía del Señor, una de las festividades más entrañables del calendario litúrgico. Ese día se conmemora la visita de los Reyes Magos al Niño Jesús en Belén, según el relato del Evangelio de Mateo 2, 1-12.
Más allá de su significado religioso, la Epifanía es un día cargado de simbolismo, tradiciones y un profundo arraigo cultural, especialmente en España y América Latina, donde la celebración adquiere matices particulares.
La figura de los Reyes Magos tiene su origen en la Biblia, donde se menciona a unos sabios o magos del Oriente que, guiados por una estrella, llegaron a Belén para adorar al recién nacido Jesús. Aunque no se especifican sus nombres ni número exacto, la tradición cristiana los identifica como Melchor, Gaspar y Baltasar, tres reyes que representan a Europa, Asia y África, simbolizando la universalidad del mensaje de Cristo. Claro está que cuando se escribieron los evangelios no se sabía que existía el continente americano.
Cada uno de ellos llevó regalos cargados de significado: oro, como símbolo de realeza, incienso, representando la divinidad y mirra, un presagio del sufrimiento y la muerte de Jesús. Esta narrativa refuerza el mensaje de que Cristo es reconocido como el Salvador por todos los pueblos, independientemente de su origen. Luego de este episodio, nada más hablan los evangelios sobre los magos de oriente. Así que esa falta en la escritura es suplida por la tradición que desarrollaron historias en torno a ellos. Según una leyenda medieval, los Reyes Magos fueron bautizados por el apóstol Tomás en Oriente y, tras una vida dedicada a difundir el mensaje cristiano, murieron en paz.
La creencia popular sobre los restos de los Reyes Magos se centra en su traslado a Europa. Según la tradición, sus reliquias fueron descubiertas por Santa Elena, madre del emperador Constantino, durante su peregrinación a Tierra Santa en el Siglo IV. Santa Elena habría llevado los restos a Constantinopla. Más tarde, durante el Siglo VI, estas reliquias fueron trasladadas a Milán, Italia, por orden del Obispo San Eustorgio, quien construyó una Iglesia para albergarlas. El destino de los restos cambió drásticamente en el Siglo XII, cuando el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Federico Barbarroja, conquistó Milán y ordenó que las reliquias fueran llevadas a Colonia, Alemania. Allí, fueron depositadas en la imponente Catedral Gótica de Colonia, donde permanecen hasta hoy en un relicario impresionante conocido como el Relicario de los Tres Reyes Magos. En la actualidad, la Iglesia de Milán recibió de la de Colonia unos fragmentos de los restos de los Magos, que Barbarroja se llevó, a modo de compensación histórica.
Pero su muerte no indicó el fin de la historia, por diversos motivos, el “Día de Reyes” se convirtió en día de festejos sobre todo en España y es uno de los momentos más esperados del año, especialmente por los niños. La víspera, el 5 de enero, se celebran las tradicionales Cabalgatas de Reyes, desfiles llenos de color, música y alegría, donde los Reyes Magos recorren las calles de pueblos y ciudades lanzando caramelos y regalos al público. Esta tradición tiene raíces medievales y se ha convertido en un espectáculo único que combina la fantasía con la religiosidad.
En Argentina, la festividad de los Reyes Magos tiene un carácter especial, mezclando tradiciones europeas con elementos propios de la cultura criolla. Los niños escriben cartas a los Reyes Magos pidiéndoles regalos y las dejan, junto con sus zapatos, en un lugar visible de la casa la noche del 5 de enero. Como muestra de hospitalidad, es común colocar agua y pastito para los camellos de los Reyes, un gesto que refleja el valor de la generosidad.
El amanecer del 6 de enero está lleno de emoción. Los niños despiertan para descubrir los regalos dejados por Melchor, Gaspar y Baltasar, y que el recipiente con agua está vacío y los camellos comieron todo el pastito, es un momento que refuerza la magia de la infancia y la importancia de la fe.
Estas tradiciones son compartidas en toda Hispanoamérica, como México, Puerto Rico y Perú, donde las tradiciones locales enriquecen la festividad. El hilo común es la importancia de los Reyes Magos como símbolo de fe, esperanza y unidad.