Los gremialistas rechazan la medida de fuerza que pedía Pablo “El Salvaje” Moyano. Se van dando cuenta que los paros no sirven para nada, que cada vez pierden más el apoyo de la población
“No habrá ningún paro, no está en nuestra agenda“. Contundente, esa fue la principal definición que los sectores mayoritarios de la conducción de la CGT consensuaron este martes frente a la insistente presión de Pablo Moyano, el líder del ala más combativa de la Central Obrera, de avanzar con una nueva huelga general antes de fin de año contra la administración de Javier Milei.
La postura adoptada por los representantes de los grupos moderados de la cúpula cegetista (los denominados “gordos” de los grandes gremios, el sector de “independientes” que reúne a la UOCRA, UPCN y Obras Sanitarias, y el barrionuevismo) se resolvió durante la reunión de mesa chica de la entidad que tuvo lugar esta tarde, y sumó también el aval del propio Hugo Moyano, que informalmente anticipó al resto de la conducción sus diferencias con la protesta que alentaba su hijo y número dos del gremio, confiaron voceros del encuentro.
Lejos de cualquier posición confrontativa, los líderes sindicales también acordaron renovar el pedido al Gobierno para poner en marcha una mesa de diálogo tripartito institucionalizado con la participación de las principales cámaras empresarias agrupadas en el G6, tal como había quedado planteado en el encuentro que la cúpula de la CGT mantuvo con el Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, a principios de octubre, oportunidad en que se habilitó una tregua destinada a descomprimir el escenario social.