El secretario general de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico, Ricardo Cirielli, sostuvo que las medidas de fuerza de los últimos días fueron excesivas y las calificó como un “lockout (bloqueo) sindical”
Cirielli, secretario general de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA), se distanció de otros sindicatos del sector que realizan paros salvajes y piquetes y aseguró que hay gremialistas que están obligando al Gobierno a tomar la decisión de cerrar Aerolíneas Argentinas. A modo de ejemplo, desarrolló: “Si los pilotos no se capacitan más, no va a haber pilotos y Aerolíneas va a seguir cancelando vuelos y va a tener que cerrar”. “Esto es un lockout sindical”, aseguró.
La frase alude a una de las medidas realizadas por el gremio de pilotos, cuyos afiliados dejaron de asistir a las prácticas obligatorias que deben realizar en simuladores y por lo tanto no obtienen las certificaciones necesarias para volar. Esta maniobra obligó a Aerolíneas a cancelar varios vuelos en los últimos días.
El gremialista apuntó directamente contra PABLO BIRÓ, secretario general de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), EDGARDO LLANO, titular de la Asociación de Personal Aeronáutico (APA) y JUAN PABLO BREY, jefe de Aeronavegantes.
“Son muy cercanos a los K (kirchnerismo)”, describió Cirielli. Y dijo: “Perón decía que entre un malo y un bruto se quedaba con el malo porque un bruto nunca iba a pasar a ser inteligente y este es uno de los problemas que tenemos nosotros, es complicado explicarle a un bruto lo que tiene que ser”.
Llano fue la cara visible de la protesta realizada ayer por los trabajadores de INTERCARGO por el despido de un empleado de la compañía que terminó afectando a miles de pasajeros en Aeroparque y Ezeiza. “Ayer se excedieron, una cosa es protestar y otra es perjudicar”, dijo hoy Cirielli, y puntualizó que hay muchas formas de protestar sin molestar al usuario.
“Lo primero que saben hacer es paro, que es la última instancia y no la primera. Primero hay que explicar lo que está pasando, analizar por qué lo despidieron, si algo tuvo que ver el trabajador o no y después negociar con la empresa para ver si lo puede reincorporar. Pero no salir a molestar al usuario, que es quien nos paga el sueldo”, planteó. En este sentido, admitió que les había advertido a las organizaciones involucradas de los resultados de la medida “para que aflojen”, ya que peligraban las fuentes de trabajo, que “es lo primero que debe defender un sindicalista”, expresó Cirielli.