Nombran indiscriminadamente a empleados en planta, ocasionando un problema y desgaste en su sucesor
Perverso porque juega con la ilusión de la gente y perverso porque sabe que deja, conscientemente, una “bomba” a explotar en la gestión entrante
La persona perversa es la que obra con mucha maldad y lo hace conscientemente o disfrutando de ello. En estos tiempos, donde hay cambios de gobiernos tanto a nivel nacional, provincial o municipal se observa como una constante que la gestión que se va, sobre todo cuando cambia el signo político, dejan cientos de nombramientos para planta permanente de personas que confiadas o por promesas hechas en campaña le prometieron un cargo.
Perversos porque prometieron un cargo a cambio del voto. Perversos porque saben que esos nombramientos son ilegales y la gestión entrante las dejará sin efecto. Lógico. Pero el perverso que se va, no solo le hace daño al que prometió un cargo y jugó con su ilusión sino también busca hacer mucho daño al funcionario entrante. Sabe que la gente luchará por lo que le prometieron y lo más perverso, es que sabe que las nuevas autoridades sufrirán un gran desgaste político.
Lo que no tuvo en cuenta el perverso es que hay un cambio de mentalidad en la gente, hay un cambio de era. Ya no se banca más al ñoqui, al que va a ocupar un lugar para hacer NADA, al que aparece solo a fin de mes para cobrar su sueldo.
Sería bueno que la Justicia preste atención a este tipo de nombramientos fuera de término y llegue hasta las últimas consecuencias con el perverso, cuyo único fin es hacer daño.
TICHO: para Sin Código Tucumán