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Criar un perro significa comprenderlos, aceptarlos

Cualquier persona que adopta una mascota sabe que ese encuentro le cambiará la vida, para bien o para mal, a los dos y que es por mucho tiempo. El amor es una parte sustancial del encuentro. Pero no alcanza solo con las buenas intenciones. Hay que informarse de cómo tratar al recién llegado para no cometer errores en la crianza.

Una mascota ayuda mucho a disminuir el estrés y mejora la salud de los tutores en más de un aspecto. Muchas veces, se las trata como si fueran niños, y no lo son. Son animales, con enorme sensibilidad, pero con muchas diferencias a los humanos.

Lo que odian los perros de los humanos:

1- Que no mantengamos sus rutinas. Los perros necesitan una rutina. Comen a una hora determinada. Luego se los saca a pasear y hacer sus necesidades. Ellos saben que saldrán de paseo y lo esperan con ansiedad a la misma hora.

2- Sufren cuando cambiamos normas intensas. Una de ellas es cuando duermen en la habitación con su tutor, y se los abraza. Luego se lo echa por varios días. Después se lo vuelve a subir a la cama. “Dormir con un perro no tiene nada de malo, pero les genera híper apego. Si no se controla, les puede generar una patología común que es la ‘ansiedad por separación’, que se manifiesta por ladridos excesivos o roturas de elementos de la casa”, dice un veterinario.

3- Odian los ruidos fuertes. Los perros tienen un oído excepcional y muy sensible. Un olfato increíble también. Secarse el pelo, pasar la aspiradora a su lado les molesta. Tomar la precaución de alejarlos de esos ruidos. O escuchar la tele a todo volúmen o gritar un gol ante un partido, o los fuegos artificiales, nos odian por eso.

4- Olvidarse de sus comidas. Ellos esperan siempre la misma cantidad de comida diaria. A la hora determinada, y con la cantidad necesaria (nunca menos). Cualquier demora u olvido los sacará de su eje. Se pondrán ansiosos. Te querran matar obvio.

5- Dejarlos solos por mucho tiempo. Los perros son animales familiares, tremendamente sociales. Se acostumbran a la presencia permanente, a que lo toquen, lo acaricien. Cuando se los deja solos un fin de semana, no entienden y sufren mucho. No les gusta estar solos.

6- Que le tiren los bigotes, los labios o le muevan el hocico. A veces se lo hace a modo de juego. Estas actitudes bloquean sus sentidos y su movilidad. Se ponen en alerta, tensionados. Algunas veces pueden reaccionar de manera agresiva como un gesto de defensa.

7- El mal humor o agresividad del tutor. Cuidado cuando tienes un día de pésimo humor o hay peleas entre integrantes de la familia. Los perros son hipersensibles y suelen sentir en forma de espejo a los que siente el tutor. Les duele el mal trato.

8- Los gestos sorpresivos. Detestan cuando se le aparecen desde atrás y se los agarra con un grito de susto. O cuando están comiendo y se les acerca sin que puedan verlos. Ahí se nota que no son humanos.

9- El paseo demasiado corto. El paseo es vital para los perros. Necesitan salir, caminar, correr, olfatear.

10- Vestirlos y bañarlos todos los días. Su piel y su pelo es su ropa. No abrigarlos como a un niño. No bañarlos cada día. Necesitan olfatear y olerse, esa es su brújula.

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