9 de Julio: la Independencia que aún nos llama

El verdadero acto patrio es construir un país digno cada día

Por SIN CODIGO

Hace 209 años, en una modesta casona de Tucumán, un puñado de hombres tomaron una decisión que cambiaría el destino de todo un continente. El 9 de julio de 1816, las Provincias Unidas del Río de la Plata declararon su independencia del dominio español y de cualquier otra dominación extranjera. No fue solo un acto jurídico ni una declaración simbólica. Fue un acto de coraje, un grito colectivo de libertad que todavía hoy resuena en nuestra historia.

Aquel Congreso reunido en San Miguel de Tucumán estaba formado por representantes de distintos puntos del territorio, con intereses diversos, incluso con diferencias políticas, pero con un objetivo común: romper los lazos coloniales y asumir el derecho -y el riesgo- de ser una Nación LIBRE. La palabra “Independencia” no fue pronunciada a la ligera. Significaba entonces lo mismo que hoy: autonomía, dignidad, responsabilidad y destino compartido.

Los ideales de ayer, los desafíos de hoy

Aquellos patriotas no buscaban una Independencia solo formal. Querían una sociedad basada en la soberanía del pueblo, en la Justicia, en la igualdad ante la Ley. Querían romper con el absolutismo y construir una república moderna. ¿Cuánto de eso hemos logrado? ¿Y cuánto estamos dispuestos a seguir luchando para sostenerlo?

Hoy, más de dos siglos después, no enfrentamos imperios armados, pero sí otros tipos de amenazas: la apatía cívica, la corrupción institucional, el descreimiento en la democracia, el individualismo extremo, la desconfianza hacia todo lo común. En una época donde todo parece estar en disputa, vivir en libertad y en democracia no puede ser dado por sentado.

Libertad no es hacer lo que uno quiere sin consecuencias. Es vivir con responsabilidad, ejercer derechos y respetar los del otro. Democracia no es solo votar cada dos años: es participar, informarse, exigir transparencia, respetar las instituciones, aunque no siempre estemos de acuerdo con quienes las ocupan.

La importancia de sentirnos patriotas

Ser patriota, hoy, no requiere tomar las armas ni firmar actas solemnes. Requiere comprometerse con lo que nos une: nuestra gente, nuestra historia, nuestra tierra. Ser patriota es pagar impuestos, cuidar el espacio público, respetar la Ley, ayudar al que se quedó atrás, votar con conciencia, defender la verdad en tiempos de confusión.

Ser patriota es amar a la Argentina incluso cuando duele. Es trabajar por un país mejor desde el lugar que a cada uno le toca: en la escuela, en un hospital, en una pyme, en un comedor, en la calle o en una red social. No se trata de idealizar el pasado, sino de aprender de él. Como en 1816, se trata de elegir todos los días si queremos ser libres o seguir atados, esta vez no a una metrópoli, sino a nuestros propios fracasos repetidos.

La Casa Histórica de Tucumán aún está ahí, símbolo de aquella gesta. No solo como sitio histórico, sino como espejo. Cada generación tiene su propio 9 de Julio. Cada época enfrenta sus cadenas. Hoy la patria nos necesita libres, pero también lúcidos. Nos necesita valientes, pero también honestos.

En este nuevo Aniversario de nuestra Independencia, que el homenaje no sea solo una bandera izada, una marcha escolar o un discurso político. Que sea una decisión profunda de vivir con dignidad, con respeto, con pasión por lo nuestro. Que volvamos a sentirnos dueños del país, no súbditos de intereses ajenos. Que el amor por la patria no se grite, se demuestre. Todos los días.

Porque la libertad no es solo un derecho conquistado. Es una responsabilidad que se renueva. Como hace 209 años, la historia vuelve a preguntarnos: ¿Qué país queremos ser?

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