Rituales para el solsticio de invierno: cómo aprovechar el cambio de estación para renovar tu energía

El 21 de junio comienza oficialmente el invierno y muchas personas lo aprovechan para hacer un balance personal. Desde escribir lo que querés soltar hasta apagar el celular por una noche: gestos simples para empezar una nueva etapa con más claridad

Cada año, el solsticio de junio señala un momento clave en el calendario astronómico. En Argentina, este fenómeno marca el inicio oficial del invierno y se caracteriza por ser el día más corto y la noche más larga del año. A partir de entonces, la luz comienza lentamente a ganar terreno, lo que simboliza un nuevo ciclo, un retorno gradual a la claridad.

Pero más allá del cambio de estación, este momento es también una oportunidad para hacer un alto, mirar hacia adentro y reconectar con lo esencial. Así como la naturaleza entra en una etapa de descanso y recogimiento, muchas personas eligen acompañar este pasaje con rituales simples que ayudan a cerrar ciclos, limpiar energías y plantar nuevas intenciones.

En un mundo que muchas veces no se detiene, el solsticio de invierno invita a lo contrario: a bajar el ritmo, a hacer silencio y a preguntarnos en qué lugar estamos parados. ¿Qué necesitamos dejar atrás? ¿Qué queremos conservar? ¿Hacia dónde queremos ir?

Los rituales no tienen que ser complejos ni cargados de misticismo. Pueden ser momentos personales y cotidianos que, realizados con intención, nos permiten reconectar con nosotros mismos. Lo importante es el sentido que les damos.

¿Qué rituales podés hacer durante el solsticio?

Hay muchas formas de acompañar este momento energético. Acá, algunas propuestas que podés adaptar a tu rutina:

1. Limpieza energética y liberación

Una de las prácticas más recomendadas es hacer una especie de “reseteo” emocional. Para eso podés preparar un pequeño altar con elementos que representen los cuatro elementos:

  • Fuego (velas),
  • Tierra (ramas, piedras o cristales),
  • Agua (un vaso con agua),
  • Aire (incienso o copal).

Tomarte unos minutos en silencio, hacer respiraciones profundas y escribir en un papel todo lo que necesitás soltar: pensamientos, emociones, vínculos o hábitos que ya no querés cargar. Luego, quemar ese papel de forma segura como gesto simbólico de liberación.

2. Visualización y siembra de intenciones

Después de soltar, es momento de proyectar. Mirar la llama de una vela (una técnica del yoga conocida como tratak) puede ayudarte a concentrarte. Mientras lo hacés, pensá en lo que querés cultivar para esta nueva etapa: más calma, salud, vínculos más genuinos, nuevos proyectos.

Al finalizar, beber el vaso de agua puede ser una forma de “sellar” ese momento y dejar que esa nueva energía se integre.

3. Desconexión digital y conexión con lo natural

El día del solsticio puede ser una buena excusa para hacer una pausa del ruido exterior. Apagar el celular, evitar redes sociales y conectar con el silencio. Una caminata tranquila, una meditación guiada, una clase de yoga suave o simplemente un rato al aire libre pueden ser más que suficientes.

Si no tenés acceso a un espacio verde, podés armar tu propio rincón de calma en casa, con una manta, una vela y un cuaderno donde escribir lo que sentís. No necesitás nada especial.

No hace falta contar con objetos específicos ni seguir recetas exactas. Los rituales más potentes suelen ser los más simples. Podés usar lo que tengas a mano: una vela común, una ramita de romero, una piedra que te guste. Lo fundamental es la intención con la que lo hacés.

En un año que muchas veces corre más rápido de lo que podemos sostener, esta puede ser una oportunidad para frenar, respirar y empezar de nuevo, con más claridad y propósito.

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